Sinopsis
Con esta frase, Isabel Agüera, maestra rural en tiempos difíciles, orienta y pretende ayudar a los futuros maestros.
Para ello, en esta obra, Isabel trata de contar de forma amena y sencilla su largo recorrido por distintas escuelas de la postguerra, en las que, sin ser consciente de ello, sembraba raíces amargas que un día, como el de hoy, ya puede saborear la dulce fruta del reconocimiento de sus antiguos alumnos y de cuantos la conocieron. Decía una alumna que Isabel nunca fue maestra de pizarra y pizarrín, ya que se dedicó a sembrar sueños en ellos.
Esta obra está dedicada a su nieta Amalia, que recientemente ha terminado Magisterio, y le insiste para que no deje de ser creativa, recomendándole que siempre persiga y haga brillar la estrella de su vocación de maestra
Autor
ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA nació en Villa del Río, Córdoba, en el seno de una familia de ascendencia literaria por parte materna.
Desde niña destacó por su facilidad para escribir cuentos y poesías, recibiendo su primer premio cuando contaba nueve años. De igual forma, a muy corta edad mostró una marcada vocación por el magisterio, siendo una de sus grandes pasiones la enseñanza de la lectura a niños pobres. Investigadora de temas educativos y escritora, lleva toda una vida simultaneando ambas actividades. Su primera obra, Buscando en la vida
, fue galardonada
con el premio Blasco Ibáñez.
ISABEL AGUERA ESPEJO SAAVEDRA